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Colonización Digital

4 min readFeb 26, 2021

O “cómo la propagación de la tecnología conduce a la explotación si no es acompañada de educación”

Hecho: el objeto de consumo que se ofrece, y que nos escandaliza — jueguitos, redes sociales, portales de noticias, etc— tiene de hecho un rol en el desarrollo del ser humano. No es que sea “un demonio”. O sea sí, pero no por demonio es inmediatamente indeseable.

Hay una necesidad concreta en el desarrollo del adolescente que tiene que ser suplida. Y en ausencia de mejor alimento, estos objetos de consumo apaciguan el hambre.

Es natural.

La situación es completamente análoga a la situación alimenticia: como nos conformamos con “comer”, “la comida” se vuelve la norma. La alimentación queda en el lugar de “extra”, de prescindible, accesoria.

Se puede sobrevivir, sí, a base de pizza.

Nos conformamos con un desarrollo incompleto. Si no fuera así nos detendríamos, daríamos un paso atrás, y nos preguntaríamos con gravedad qué chanfles estamos haciendo.

Puede sobrevivirse la adolescencia con videojuegos, pornografía, redes sociales y portales de noticias.

La correcta alimentación en este ámbito — las necesidades psíquicas de la adolescencia — no es vista como fundamental — y por tanto escandalosamente escasa — por la misma razón que la alimentación es vista como prescindible.

El mejor alimento se haría disponible en la situación de aprendizaje grupal y orgánica, donde pudieran perfilarse y florecer las individualidades. “Orgánica” quiere decir muchas cosas, y sobre esto ya hemos escrito. Pero aquí bastaría con pensar en “no forzada”.

¿Ha notado que se puede explotar el hambre, el apetito?

¿Ha notado que en qué resulta la satisfacción del apetito si no es acompañada de alimentación?

¿Ha notado las tendencias de los productores de comida cuando se ofrece esta penosa circunstancia?

¿Ha notado el efecto de la insatisfacción del hambre cuando se interrumpe un suministro de “comida” que está fuera de la propia potestad?

Una comprensión precaria es suelo fértil para un interés compulsivo.

Esto es fácilmente explotable para los productores de información.

Hechos:

Puede darse a un cierto programa de “inteligencia artificial” una palabra clave y obtener un “artículo” atractivo con información relevante; obviamente no puede hacerlo cualquier hijo de vecino, pero es un hecho que puede hacerse. El resultado son calorías huecas capaces de satisfascer cualquier paladar opinológico.

Puede “pegarse” a la información la opinión que se desea que se tenga de la información, con cosas tan básicas como colores, música, adjetivos, etc. Esto es ya viejo pero la multimedia abre un campo novedoso.

Puede predecirse hasta cierto grado el impacto que tendrá en una población cierta pieza de información, si la población es estadísticamente consistente.

Puede atraer lectores-moscas con dulces títulos pretenciosos poniendo cada incial en mayúscula.

Todo esto tiene que aprenderse. El didacta tiene que ocuparse de desnudar esta situación.

Quien prueba el alimento puede reconocer la comida. Y también los trucos de marketing que se usan para darle una apariencia atractiva.

Quien no prueba el alimento… jamás lo reconocerá. Elegirá cada vez las tortas fritas.

Decimos esto: en la educación contemporánea el alimento es escandalosamente escaso. Mientras que la comida — el condicionamiento — , abunda.

Es un problema viejísimo.

Cada uno de estos “males” tienen un origen y un propósito, ligados a su razón de ser. El consumo desaforado, la obsesión, la fijación, la compulsión… se pasan comprendiendo.

¿Problemas con la información? Estudie la información

El nudo, el de siempre, es que nada de esto puede forzarse. Tiene que “amanecer” dentro de cada quien.

Pero aunque no puede forzarse, puede favorecerse, abonarse, en la situación de grupo.

No debe confundirse con la situación actual en las escuelas: “conjuntos”. No alcanza agruparles por edad. Es un problema de organización.

Trabajamos a Voluntad. Anclados en nuestro propio sentimiento de emergencia.

Un sabio dijo, “el dolor guía al humano”.

Si usted es profe de informática, le invitamos a estudiar profundamente la dimensión política de su actividad y luego ofrecer clases a voluntad. Ofrecemos asistencia.

Si usted es potencial-persona-aprendiente (es decir, si está dispuesta a recibir, a masticar, a digerir… si quiere saber) le invitamos a tomar este alimento. Ofrecemos talleres.

Si usted no es ninguna de las anteriores pero anda teniendo ese poco frecuente sentimiento que puede describirse como “la sensación de que este está opinando adentro del tarro”, le invitamos a convocar a trabajar en espacios, o a formar grupos o acercar materiales. O sencillamente a escribir, preguntar, abrir el diálogo. Agradecemos el que haya llegado leyendo hasta aquí.

También abrimos la posibilidad de contribuir económicamente, porque para extender el trabajo hay que seguir comiendo.

Lo que ante todo se necesita, es que haya gente dispuesta a recibir. Gente que quiera aprender. Alumnes. Producir alimento cuesta bastante más de lo que estamos acostumbrados a pagar por comida. Si ese esfuerzo va a terminar en el suelo, más nos valdría poner una huerta.

Escriba.

Vladimir Charkot — ludidactas.adm@gmail.com

Salud.

La etimología del latín alumnus es indiscutiblemente el verbo alo, alere, altum ‘alimentar, hacer crecer’ de donde viene el adjetivo altum ‘alto, profundo’ (literalm. crecido) y el castellano alimentar, -ación, etc.

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