Nostalgia
Se me abre el alma
Recuerdo una mañana en la que caminé al colegio, todo el viaje absorto en una nube que parecía una montaña en el horizonte, con una nostalgia agridulce intensísima.
En segundo de secundaria, estaba. Me dolía el alma. El alma duele a esa edad.
No es una cosa fácilmente descriptible. Era como el sentimiento de estar separado, lejos, de un hogar, al que debía volver, y que sabía a aventura y lejanía.
Me era un sentimiento familiar. Atardeceres solitarios en la plaza y noches contemplando nubes plateadas por la luna lo traían cuando más niño. Venía fugazmente, entre largos intervalos de existencia mundana.
Pero ese día volví allí desde un lugar mucho más remoto. De adolescente a alma parecía haber un trecho más largo que de niño.
Me sentí mucho más alien. Desencajado, perdido y desorientado en un mundo al que no pertenecía.
Ese día le dije a la de sociales que no iba a hacer la actividad porque no me sentía bien y quería estar en silencio. Dijo que estaba bien pero a los 5 minutos cambió de parecer y me exigió ponerme a copiar.
La inquietud existencial, arrancada como un yuyo, exaltando de la capacidad de aletargarse.
Es una completa ausencia en quien “enseña” (que en ese momento, tan solo enseña ausencia)
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Hoy vivo el mismo sentimiento con otra visión. Ya no está en mí la pregunta, del dónde o quién o qué es lo que siento que extraño de lejos.
Hoy es certidumbre de andar hacia allí. Y esa misma certidumbre es mi hogar. Certidumbre de la inevitabilidad del volver. La separación es ahora camino que se hace bajo mis pies, ya no extravío. La nostalgia tiene sentido.
Y no es esto una baba informe “espiritualoide”. El sentido es bien concreto. La primera pregunta en hacerse en mis clases es “Cómo están? Cómo se sienten?”. Sé que nos adoctrinamos para contestar esto sin mayor reflexión, así que nos tomamos el tiempo para desarrollar esta pregunta indirectamente.
Este dolor tiene sentido. Señala el que-hacer real. El posible-andar-en-certidumbre. Por favor no diga “sí” intelectualmente y pase esto sin más. Existe una bendita posibilidad que se abre si detenemos un solo instante la red de escapes que nos pasamos la existencia construyendo a nuestro alrededor. Usted puede hacer, no “algo” sino todo lo que puede hacer, desde allí desde donde está.
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No hay reglas generales. El resultado del hacer, es decir la vía que se abre a andar en este “volver”, en cada quien, se expresa distinto. En eso consta la individualidad.
Este alma que escribe es propelida a gritar a los cuatro vientos que estamos confundiendo muy estúpidamente evolución con progreso. En especial en la “educación”. Y que pagamos un altísimo precio.
El motor que propele a esto es el mismo que mueve a dedicar tiempo de clase a indagar: “Cómo están? Cómo se sienten?”
Es dolor.
El dolor nos guía.
Dice “atención acá”.
Mi nostalgia infante sopla con fuerza transtemporal a través de este cuerpo de caña una nota que se hace oir en cada niñe al que reclamamos atención en lugar de dársela.
Bajamos a esta remotísima tierra desde el espacio sideral a evolucionar. No se distraiga.
La luz que dibuja estas letras en esta pantalla, también viene del Sol.
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Notas:
Es ridículo hablar del origen de un texto. Terminaríamos en el origen del universo. Pero es preciso mencionar dos hechos relativos a este.
El primero es que fue canalizado primeramente en un chat. Camila, gracias por la disposición de escucha y apertura activas que facilitan en todo ser que la profundidad se desenvuelva. Para quien haya estado leyendo este blog ya debiera ser obvio que esto expresa lo que una y otra vez proponemos.
El segundo es que este texto abreva mucho en forma — tomando en ocasiones frases directas — de los textos de mi maestro, Sebastián Rojo. Digo en forma, porque en escencia todos y cada uno de los textos aquí publicados son fruto de un trabajo que canalizó quien escribe — Vladimir — abrevando y edificando sobre los esfuerzos previos de Sebastián.
No solo en cada texto, sino en cada palabra, gesto y tarea que llevo a cabo se hace sentir su (benignísima) influencia. Y con él me hallo en gratitud por esto.
Sus textos se encuentran disponibles en https://www.elsilenciodondeescucho.com/, los mismos que hace unos años fueran la causa (junto al trabajo en contacto directo) de la transmutación de extravío en certidumbre en este que escribe.
Si usted encuentra dentro de sí la determinación a indagar el mundo y la existencia e indagarse usted para el posible Trabajo en la evolución, con todo lo que ello implica, ninguna otra lectura pudiera recomendarle más.
Si usted en cambio considera que su meta sobre esta tierra son el progreso, el placer, o el desarrollo personal, corra frenéticamente en la dirección opuesta y refugie a su psiquismo también de la influencia de este blog, Ludidactas.